León Tólstoi era un novelista ruso nacido a principios del siglo XIX en el seno de una familia noble. Recibió una educación muy europea, con tutores franceses y alemanes. Se licenció en Derecho y durante esa etapa vivió gozosamente, sin prestar la mínima atención a todas las injusticias de la sociedad rusa de la época. Pero esto terminó al terminar la universidad. Cuando volvió a la zona de donde era originario, se percató de las malas condiciones de vida de sus siervos, ya que antes no había sido consciente de esa realidad. Se alistó al ejército y escribió una de sus más conocidas novelas cortas: Los cosacos. A esta novela se le suman algunas de sus autobiografías como Infancia, Adolescencia y Juventud. Más tarde, viajó por Europa para ver distintos sistemas educativos, y a su regreso construyó una escuela para niños campesinos, con métodos educativos muy progresistas y modernos para la época.
Con este breve repaso a su vida, podemos ver claramente lo avanzado y moderno que era Tólstoi y sus intentos de mejorar las condiciones de vida de los más desfavorecidos, así como también sus ideas sobre la no violencia y su amistad con Gandhi.
Otra característica remarcable de León Tólstoi es la ideología de la que el mismo es fundador, el tolstoismo o naturalismo libertario. He buscado acerca de esto, y sus principales ideales son la no violencia y el amor del ser humano. También idealizan la vida rural y están claramente en contra de la desigualdad social y de la opresión.
A través de sus relatos podemos entender con qué mensajes quería Tólstoi que nos quedáramos. Por ejemplo, en el relato ¿Cuánta tierra necesita un hombre? la idea principal es la ambición del ser humano y su lucha continua por conseguir cada vez más, sin límite aparente. Este relato nos cuenta como un campesino llamado Pahom se muda cada vez que alguien le comenta sobre unas tierras baratas y muy rentables. Pahom, tras haber vendido y comprado nuevas tierras varias veces, acaba yendo a una zona a 500 kilómetros de donde se encontraba, donde por mil rublos puede hacerse con toda la tierra que sea capaz de recorrer. La única condición es que vuelva al lugar del que partió antes de que se ponga el sol. Pahom, haciendo muestra de la avaricia y codicia, acaba muriendo debido al agotamiento de intentar abarcar demasiado.
He extraído algunas frases del relato anteriormente mencionado para que se vea de manera más explícita el mensaje que nos hace llegar Tólstoi a través de sus palabras:
Avanzó un largo trecho en esa dirección, y ya iba a girar de nueva a la izquierda cuando vio un fecundo valle. "Sería una pena excluir ese terreno -pensó-. El lino crecería bien aquí"
Esta frase me parece muy representativa de las ganas de abarcar un terreno muy mayor al que verdaderamente debería, dejándose llevar por un sentimiento de extrema felicidad combinado con avaricia.
"Cielos -pensó-, si no hubiera cometido el error de querer demasiado. ¿Qué pasará si llego tarde?"
En este punto de la historia podemos ver como el protagonista empieza a ser consciente de su error, que acaba materializándose en la siguiente frase:
El criado de Pahom se acercó corriendo y trató de levantarlo, pero vio que le salía sangre de la boca. ¡Pahom estaba muerto!
También he leído otro cuento corto de León Tólstoi, titulado El poder de la infancia. Es la historia de un hombre al que van a ejecutar mientras la muchedumbre le abuchea. Pero entre toda esa marabunta surge una voz de un niño pequeño, que intenta llegar hacia su padre, que resulta ser el condenado. El padre intenta convencer a su hijo de que se vaya a casa de su vecina y le dice que él volverá pronto, que no se preocupe. Pero, sorprendentemente un sentimiento de compasión llena a los presentes, que liberan al condenado.
Voy a extraer una frase del cuento que me parece muy significativa y me sirve de ejemplo del mensaje que nos quiere transmitir:
-¿Saben qué les digo? Deberían soltarlo -propuso una mujer.
Sin duda el mensajes es que el amor y la compasión son infinitamente más fuertes que el odio hacia cualquier persona.
Ahora nos vamos a centrar en el cuento largo o novela corta, como te plazca decirlo, que hemos leído en clase: La muerte de Iván Ilich.
Es la historia de un hombre llamado Iván Ilich, que estudió Derecho y trabajó en la administración pública rusa. Tenía un comportamiento ejemplar, aunque admite que durante su etapa universitaria hizo cosas sumamente reprobables, pero que con el paso del tiempo le pasaron a ser indiferentes. Se casó con Praskovya Fyodorovna, una joven bastante guapa a su parecer, de familia noble y aceptada por el círculo social que frecuentaba Iván. Pero, pocos meses después de casarse, el comportamiento de su mujer cambia drásticamente, se vuelve más arisca y discuten más. Para evadirse de esta mala situación familiar, Iván Ilich se centra en el trabajo, como muestra con frases extraídas de la novela como estas:
A medida que su mujer se volvía más irritable y exigente, Iván Ilich fue desplazando su centro de gravedad de la familia a su trabajo oficial.
Requería de la vida familiar únicamente aquellas comodidades que, como la comida casera, el ama de casa y la cama, esa vida podía ofrecerle y, sobre todo, el decoro en las formas externas que la opinión pública exigía.
Para más desgracia, la vida de Iván Ilich se complica aún más en 1880, cuando a la espera de un puesto más atrayente, un compañero de profesión le quita el puesto que tanto esperaba. Él y su familia pasan el verano en casa del hermano de su mujer con el fin de ahorrar dinero, ya que su sueldo ya no les bastaba para vivir. Iván Ilich decide partir solo hacia San Petersburgo para obtener un traslado a otro ministerio. Durante ese viaje es cuando se entera de la importante noticia:
En la estación de Kursk subió al vagón de primera clase un conocido suyo, F.S. Ilin, quien le habló de un telegrama que hacía poco acababa de recibir el gobernador de Kursk anunciando un cambio importante que en breve se iba a producir en el ministerio: para el puesto de Pyotr Ivánovich se nombraría a Iván Semyonovich.
Esto suponía que un gran amigo suyo conseguía un ascenso, lo que acabó causando que Iván Ilich recibiera un nombramiento en su antiguo ministerio, cobrando un sueldo de cinco mil rublos que le permitía vivir bien.
Iván Ilich y toda su familia se mudaron a la nueva ciudad donde Iván Ilich iba a trabajar, y compraron un piso, a su parecer, exquisito. Tanto marido como mujer vivían en un vorágine de felicidad, hasta que un día Iván Ilich tiene un pequeño traspié:
Una vez, al trepar por una escalerilla de mano para mostrar al tapicero -que no comprendía cómo quería disponer los pliegues de las cortinas, perdió pie y se resbaló, pero siendo hombre fuerte y ágil, se afianzó y solo se dio con un costado contra el tirador de la ventana.
Es muy remarcable este acontecimiento porque a partir de este momento Iván Ilich empezará a experimentar fuertes dolores a los cuales los médicos no consiguen dar una explicación clara. Empezó con un leve malestar en el lado izquierdo del estómago y con un raro sabor de boca, que evolucionó en intensísimos dolores, que acabaron dejando a Iván prácticamente impedido.
Podemos ver los intentos de mentirse a si mismo de Iván para intentar tapar o sofocar sus dolores:
No menguaba el dolor, pero Iván Ilich se esforzaba por creer que estaba mejor y podía engañarse mientras no tuviera motivo de agitación.
A pesar de sus visitas a médicos, los diagnósticos eran distintos los unos de los otros, mientras que la enfermedad no remitía. Otro dato importante es que la mujer de Iván le echa la culpa a su propio marido de no recuperarse por no tomar la medicación correspondiente. Esto se puede comprobar en frases como esta:
Di lo que quieras, pero así no te pondrás nunca bien y seguirás fastidiándonos.
También podemos ver como empeora el estado de salud de Iván a través de los ojos de otras personas, como su cuñado:
¿Cómo que exagero? ¿Es que no ves que es un muerto? Mírale los ojos..., no hay luz en ellos. ¿Pero qué es lo que tiene?
Lo cierto es que esta pregunta no se podrá contestar, e Iván irá pasando por distintos estados de ánimo como consecuencia de las valoraciones de los médicos. Estos cambios son muy explícitos en la historia:
<<Solo hace falta tomarla con regularidad y evitar toda influencia perjudicial; ya me siento un poco mejor, mucho mejor.>>
De repente sintió el antiguo, conocido, sordo, corrosivo dolor, agudo y contumaz como siempre; el consabido y asqueroso sabor de boca. Se le encogió el corazón y se le enturbió la mente. <<¡Dios mío, Dios mío! -murmuró entre sus dientes-. ¡Otra vez, otra vez! ¡Y no cesa nunca!
Finalmente, Iván Ilich acaba planteándose, a pesar del gran dolor físico y moral que sufre, que puede que no haya vivido como debía, y acaba sacando la siguiente conclusión:
Les tenía lástima a todos, era menester hacer algo para no hacerles daño: liberarlos y liberarse de esos sufrimientos.
Iván Ilich consigue hacer frente a su miedo a la muerte y lo ve como una forma de liberación y acaba falleciendo.
Iván Ilich es un hombre poco familiar, ya que se centra en el trabajo cuando la situación familiar es mala. No es sensible a la situación que atraviesa su mujer debido al fallecimiento de sus hijos, a la que tacha de tener un comportamiento irascible. En lo que respecta a su trabajo, hay que destacar su gran profesionalidad, tal y como no se narra en el cuento:
En el cargo de juez de instrucción Iván Ilich fue tan comme it faut y decoroso como lo había sido cuando estuvo de ayudante para servicios especiales: se ganó el respeto general y supo separar deberes judiciales de lo concerniente a su vida privada.
Socialmente, sabemos que le gustaba rodearse de la clase social más alta y tenía relaciones sumamente superficiales, las cuales se basaban en invitarse los unos a los otros a sus casas para fardar de su alto nivel adquisitivo. Sin embargo, esta idea cambia cuando Iván Ilich cae enfermo, ya que su principal cuidador e incluso confidente pasa a ser un siervo, lo que representa al eslabón más bajo de la clase social rusa de la época.
Pero, si hay algo verdaderamente importante en el análisis de Iván Ilich es el aspecto de la psicología de lo que el representa, un enfermo muy grave. Los repentinos cambios de ánimo, pasando de la esperanza a la más insólita tristeza, se vuelven habituales según avanza la enfermedad.
Podemos ver gracias a Tólstoi el avance de la preocupación y de la gravedad de la enfermedad. En el capítulo 4 está la siguiente frase: No era cuestión de la vida o la muerte de Iván Ilich, sino si aquello era un riñón flotante, o catarro crónico o apendicitis. Pocas páginas después y en el mismo capítulo, vemos como la situación mental del protagonista se va deteriorando a grandes pasos y nos la describe de la siguiente manera: Y vivir así, al borde de un abismo, sin nadie que le comprendiese ni se apiadase de él.
Y es que, Iván Ilich siente que su familia piensa que es culpa de él la enfermedad que sufre, y nota como los diagnósticos de los médicos le resultan inservibles. Se siente sumamente abandonado y solo, y se encuentra en una lucha mental constante, intentando responder a las preguntas que le acechan y que le causan grandes dolores mentales. La confusión y el miedo a la muerte forman parte del protagonista.
Si comparamos al Iván Ilich antes de estar enfermo, le vemos mucho más vivo y psicológicamente estable que al convivir con la enfermedad.
Después de haberme leído esta obra, yo me he quedado con varias ideas. La principal es la lucha de un enfermo contra la muerte y el proceso de aceptación de la misma. Esto se puede ver en metáforas como la siguiente: Y el ejemplo de una piedra que caía con velocidad creciente apareció en su conciencia. La vida, serie de crecientes sufrimientos, vuela cada vez más velozmente hacia su fin, que es el sufrimiento más horrible.
Otro de los grandes temas de la obra son los cuidados que recibían los enfermos de por aquel entonces y la empatía que tenían los médicos. Diagnósticos contradictorios, no responder a las preguntas que te hace el enfermo o una falsa sensación de optimismo son claros ejemplos en esta obra.
Para dar mi opinión sobre esta obra, voy a compararla con la reseña de esta página web: https://www.beltanienycastillo.com/post/la-muerte-de-ivan-ilich-rese%C3%B1a-y-an%C3%A1lisis
Estoy completamente de acuerdo en que la principal idea de esta obra es la reflexión sobre el aquí y el ahora, tema que Tósltoi nos intentó abrir a través de la reflexión de Iván sobre si vivió como debería haber vivido. Otra opinión que comparto con la escritora de la reseña es que nos hace pensar sobre todos esos pequeños momentos que acaban conformando una vida entera. Discrepo sobre que Iván se alejara de su familia debido a que no disfrutaba de la cotidianidad que le brindaban, ya que personalmente pienso que esto se debió a su falta de empatía hacia su mujer, que se encontraba muy afectada por la muerte de algunos de sus hijos.
Para concluir esta entrada, yo también creo que es una lectura muy recomendable, ya que habla de la muerte cuando ya es irremediable, y te consigue hacer sentir las emociones y el sufrimiento del propio Iván Ilich. Sin duda, una lectura que no debes perderte.
Excelente entrada. ¡Qué bien que te hayas animado a conocer algún relato más de Tostói! Además has hecho una muy buena elección.
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