Otelo: el moro de Venecia es una gran obra teatral de Shakespeare, el conocido escritor y dramaturgo de la lengua inglesa. Esta famosísima obra fue escrita aproximadamente en 1603 y actualmente se considera un clásico debido a que sigue llenando teatros alrededor de todo el mundo. El tema principal de esta obra es un drama sobre las consecuencias de los celos.
La sinopsis realizada por Eduardo Vasco, el director de la representación de Otelo que vi, es la siguiente:
Otelo, general moro al servicio de Venecia, consigue el amor y la mano de Desdémona, una noble veneciana; pero Yago, despechado porque Otelo ha nombrado su lugarteniente a Casio y no a él, trama su venganza. Ante un ataque de los turcos, Otelo es enviado a Chipre y viaja con su mujer. En Chipre, Yago consigue que Casio se emborrache y pierda la confianza de Otelo. Así se convierte en su oficial de confianza y empieza a insinuar que Desdémona le es infiel con Casio.
Yo he visto la representación de esta obra en Teatroteca, particularmente la dirigida por Eduardo Vasco y con texto de Yolanda Pallín grabada el 12 de septiembre de 2014. Fue producida por Noviembre Compañía de Teatro y coproducido por el Teatro Calderón de Valladolid. Se estrenó el 30 de julio de 2014 en el Teatro de Bellas Artes de Madrid.
Personalmente sentí que los actores, la vestimenta y la iluminación llevan al espectador a sentir todas las emociones que rodean a los personajes. Los apartes de Otelo y Yago, que se realizaron bajando al patio de butacas, fueron un ejemplo más de la importancia del escenario en lo que respecta a la representación de una obra, que en este caso, se supo utilizar adecuadamente.
Otro aspecto a destacar es la música de piano a manos de Ángel Galán, que acompaña durante toda la obra. A pesar del magnífico trabajo del pianista, debo decir que en algún momento noté cierta carga de música en acciones que no creo que merecieran acompañamiento.
De nuevo, durante toda esta representación vemos la importancia de la voz. Una voz que sirvió para engatusar y manipular, al igual que para seducir. Una voz del gran Otelo, interpretado por Daniel Albaladejo y de Yago (Arturo Querejeta) que transmitían el dolor y la maldad, la alegría de uno a costa de la ruina de su adverso. Pero, si hay alguien que ha logrado de una manera más que estupenda mostrar sus emociones utilizando su voz, ha sido Desdémona, interpretada por la joven Cristina Adua. Ella sin duda ha conseguido proyectar desde el más puro placer hasta el más horrible miedo, utilizando su voz como espejo de su corazón.
Para concluir, me he quedado con unas frases que intercambian Otelo y Desdémona antes del trágico desenlace:
Desdémona: ¿Estás hablando de matar?
Otelo: Eso he dicho.
Desdémona: Pues, que el cielo se apiade de mí.
Otelo: Que así sea de todo corazón.
Desdémona: Si dices eso es que no quieres matarme.
Creo que este es un claro ejemplo del torbellino que se vive dentro de la cabeza de Otelo que está completamente ciego a la realidad de hasta sus propias palabras.
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